Mira alreedor tu camino, el
que te llevará hacia lo que más
has deseado profundamente
en tu corazón.
Mira aquellos niños como
juegan, vuelve a tu pasado,
revive aquellos recuerdos
de tu infancia, para
tener un momento que no
olvidarás jamás.
Mira el mundo y descubre
quién eres, para ser
cada día mejor, y
satisfacerte cada día más.
Mira el futuro y siéntete
segura, de que se abrirán las
puertas del éxito y no lo
desaprovecharas, no lo harás.
Mira tu cuerpo, descubre tu
alma y júzgate a ti misma
por lo que fuiste,
lo que eres y lo que serás.
Mira tu vida, y ámala, como
al dar a luz un hijo.
Poesia
Mira
Instante
Al retomar los ensueños,
y al verme sustraído
de la realidad que me envuelve,
advierto que somos un instante
en la eternidad
de la tierra.
Hoy, al recoger el
amanecer, cual atardecer,
vivencio en el día a día
un nacimiento, y un adiós.
Y así, tres mil años o
siglos incontables,
Seres igual que yo,
creyeron lo mismo…
percibieron la luz
que cada día
les eran deparados.
Porque conocieron el sol
al resplandecer en sus caras;
porque vieron a sus hijos,
como también,
aquellos que partían
para ya no regresar…
Todo al igual que sí,
porque hoy vivo…
porque hoy río y
celebro la existencia,
por todo lo que quiero.
La historia se repite,
con nimios contrastes,
más un protagonismo copioso,
y tan fugaz,
como un instante
en la eternidad
de la vida.
y al verme sustraído
de la realidad que me envuelve,
advierto que somos un instante
en la eternidad
de la tierra.
Hoy, al recoger el
amanecer, cual atardecer,
vivencio en el día a día
un nacimiento, y un adiós.
Y así, tres mil años o
siglos incontables,
Seres igual que yo,
creyeron lo mismo…
percibieron la luz
que cada día
les eran deparados.
Porque conocieron el sol
al resplandecer en sus caras;
porque vieron a sus hijos,
como también,
aquellos que partían
para ya no regresar…
Todo al igual que sí,
porque hoy vivo…
porque hoy río y
celebro la existencia,
por todo lo que quiero.
La historia se repite,
con nimios contrastes,
más un protagonismo copioso,
y tan fugaz,
como un instante
en la eternidad
de la vida.
La mariposa volotea
y arde -con el sol- a veces.
Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja: que la mece.
Me decían: -No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Yo tampoco decía nada.
Y pasò el tiempo de las mieses.
Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.
Me decían: -No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Era la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.
Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.
Se va la manò que te induce.
Se va o perece.
Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.
El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.
Pasò la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.
Su lengua tibia me rodea.
También me dice: -Te parece.
La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.
Ausencia
En este lugar permanezco,
en el silencio de los
labios, contemplando
el sueño del ser.
Solitario vacío,
solo melodías
de voces, sin oír
mis seniles palabras.
Estar, avistar aquel
espejo teñido,
saber la realidad...
una sensación lejana.
Eterno dolor ardiente,
aguarda y abandona,
en busca de una
esperanza..
.
en el silencio de los
labios, contemplando
el sueño del ser.
Solitario vacío,
solo melodías
de voces, sin oír
mis seniles palabras.
Estar, avistar aquel
espejo teñido,
saber la realidad...
una sensación lejana.
Eterno dolor ardiente,
aguarda y abandona,
en busca de una
esperanza..
.
la casa
La adusta casa.
Fachada de hiedras pretéritas.
Casi es de noche, o quizás
de madrugada en rumbo.
La soledad habita en ella,
enmohecidos candados
lo prueban.
Cuánto transeúnte por su acera.
Cuántos atardeceres llovidos,
con linyeras guarecidos
bajo su alero gótico francés.
Los fantasmas merodean sin cansancio
el estrépito balcón,
donde alguna vez alguien,
se lanzó al vacío.
La casa en penumbras
a merced del tiempo.
Prominente se yergue
esquivando siniestras
demoliciones.
Fachada de hiedras pretéritas.
Casi es de noche, o quizás
de madrugada en rumbo.
La soledad habita en ella,
enmohecidos candados
lo prueban.
Cuánto transeúnte por su acera.
Cuántos atardeceres llovidos,
con linyeras guarecidos
bajo su alero gótico francés.
Los fantasmas merodean sin cansancio
el estrépito balcón,
donde alguna vez alguien,
se lanzó al vacío.
La casa en penumbras
a merced del tiempo.
Prominente se yergue
esquivando siniestras
demoliciones.